Hablamos con…Jaime Ortiz

“Asisa ha sabido adaptarse a las circunstancias para seguir atendiendo a sus asegurados con el nivel de calidad anterior a la pandemia, colaborar con las autoridades sanitarias y seguir impulsando su crecimiento y su transformación en medio de un tsunami de una magnitud que nadie podía prever”.

¿Cuántos años lleva trabajando en Asisa?

Llegué a Asisa en abril de 2010, después de una trayectoria larga en otra compañía del sector asegurador. Llevo más de 25 años trabajando en el seguro de salud, un sector apasionante que combina múltiples enfoques y que tiene un gran potencial de crecimiento y, sobre todo, de innovación

De todos los retos que ha afrontado desde que está en Asisa, ¿cuál sería, a su juicio, el mayor reto al que se ha enfrentado en todo este tiempo?

El mayor reto ha sido sin duda la pandemia de la COVID-19. De un día para otro, Asisa cambió su forma de trabajar y el 90% de su plantilla pasó a teletrabajar, lo que nos obligó a acelerar el despliegue de nuevas herramientas tecnológicas para dar soporte a esta situación. Al mismo tiempo, las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia nos llevaron a acelerar el desarrollo de los servicios de telemedicina. En cuanto a los aspectos comerciales, las medidas para frenar la extensión de la pandemia cambiaron nuestra forma de trabajar y hemos tenido que poner en marcha diferentes medidas para adaptar nuestros productos a la nueva situación. Por lo tanto, en estos meses hemos acelerado notablemente nuestra transición digital, la apuesta por el desarrollo de nuevas formas de trabajo y la capacidad de adaptarnos a las demandas de los clientes. El avance impulsado por la pandemia estos meses nos habría costado años en circunstancias normales.

Por otro lado, desde un punto de vista personal, esta crisis que nos ha obligado al distanciamiento social me ha permitido, paradójicamente, conocer mejor a mi equipo y aprender nuevas formas de gestión y liderazgo. Las situaciones límite permiten valorar aspectos de tu actividad que hasta ese momento considerabas intrascendentes y que realmente tienen gran importancia para lograr objetivos.

¿Cómo valoraría la posición y relevancia de Asisa en la crisis sanitaria que estamos viviendo en España y en todo el mundo?

Asisa ha sabido adaptarse a las circunstancias para seguir atendiendo a sus asegurados con el nivel de calidad anterior a la pandemia, colaborar con las autoridades sanitarias y seguir impulsando su crecimiento y su transformación en medio de un tsunami de una magnitud que nadie podía prever. En ese escenario, Asisa, como el resto del sector, ha renunciado a aplicar las cláusulas de los condicionados que excluyen la prestación en caso de epidemia, más de 40.000 pacientes han recibido atención por COVID-19 en los hospitales del Grupo Asisa y la aseguradora ha dado cobertura a más de 5.000 asegurados que necesitaron un ingreso hospitalario, tanto en nuestra red propia como concertada. Por otro lado, Asisa ha dado un paso decisivo en su apuesta por el desarrollo de la telemedicina; para ello, hemos ampliado el acceso al Chat Médico, la app para dispositivos móviles que permite acceder 24 horas al día a diferentes especialistas, y hemos desarrollado Asisa LIVE, un servicio de videoconsultas en más de 30 especialidades atendido por médicos del Grupo HLA

Si tuviese que convencerme de que Asisa es la mejor opción del mercado en 3 palabras, ¿cuáles serían?

Desde hace algunos años, Asisa define su relación con los clientes en torno a tres valores: sencillez, compromiso y profesionalidad. Estas ideas condensan bien el tipo de compañía que somos y dibujan la hoja de ruta de nuestro desarrollo. El futuro de Asisa pasa por ser capaces de seguir desarrollando un ecosistema de seguros personales que atiendan las necesidades cotidianas de nuestros asegurados y sus familias en todos ámbitos (salud, dental, vida, mascotas, viajes, decesos, etc.). Ese compromiso al servicio del cuidado de las personas debe permitir a nuestros clientes un acceso rápido, sencillo, sin apenas burocracia, a las prestaciones y servicios que tienen contratados y que son provistos por profesionales de primer nivel. Con esta fórmula seremos capaces de conseguir nuestro objetivo final, la cuarta palabra: dar tranquilidad a nuestros asegurados.

¿Hacia dónde cree que va evolucionar el sector del seguro? ¿Cuál será la relevancia de las compañías de seguros en los próximos años?

La pandemia nos ha situado en un nuevo escenario y ha acelerado algunas tendencias que ya estaban ahí en los últimos años. Es evidente que parte de los grandes retos que el sector debe afrontar a medio plazo pasan de manera muy evidente por mejorar la eficiencia en la gestión a través del fomento de la colaboración público-privada. Esta crisis ha demostrado que los recursos públicos disponibles son limitados y, por lo tanto, debemos establecer un sistema de cooperación para ser mucho más eficientes y atender mejor a las personas.

Por otro lado, el sector está en plena transformación tecnológica, lo que plantea varios desafíos, entre ellos, determinar qué tecnología es coste-eficiente y cuál no lo es; la necesidad de establecer los mecanismos adecuados para garantizar la calidad asistencial cuando se utilizan, por ejemplo, sistemas de telemedicina; o la digitalización de nuestros canales de atención al asegurado. Estos cambios han venido para quedarse y son la antesala de una nueva relación entre aseguradoras y clientes, mucho más personalizada y ágil, que tendremos que gestionar con eficacia y eficiencia.

Un tercer reto, que no deriva de la crisis pero que determina nuestro futuro a corto y medio plazo, es el reto demográfico: avanzamos hacia una sociedad con necesidades diferentes por el aumento de la edad media de vida y la disminución de la natalidad. La prevalencia de la enfermedad crónica y la pluripatología serán la consecuencia más evidente de estas dos tendencias y nos obligarán a adaptar nuestros productos y servicios, no solo en el ramo de salud.

Un cuarto reto, transversal a todos los demás: debemos hacer esta transformación en un escenario de incertidumbre. Es evidente que la COVID-19 ha puesto a prueba a las sociedades en todo el mundo, ha obligado a confinar a un tercio de la humanidad y ha parado en seco la economía global. Por lo tanto, las consecuencias son muy profundas, desconocidas en las últimas décadas. La crisis ha puesto de manifiesto la fortaleza del seguro y su compromiso al cuidado de las personas, pero también ha mostrado nuestra debilidad en algunos ramos, especialmente en Vida. Ahora debemos analizar esas debilidades y hacer frente a las consecuencias para seguir aportando a nuestra sociedad y ayudar al sostenimiento de nuestro Estado de Bienestar. Por ahí pasa buena parte del futuro del sector: por ser capaz de convertirse en un actor imprescindible para el sostenimiento del bienestar de nuestras sociedades y, sobre todo, por ser capaz de que los ciudadanos perciban esa aportación clave que hacemos las aseguradoras.